domingo, 26 de agosto de 2012

El árbol muerto

Recuerdo que un invierno mi padre necesitaba leña, así que buscó un árbol muerto y lo cortó. Pero luego, en la primavera, vió desolado que al tronco marchito de ese árbol le brotaron renuevos.

Mi padre dijo: "Estaba yo seguro de que ese árbol estaba muerto. Había perdido todas las hojas en el invierno. Hacía tanto frío, que las ramas se quebraban y caían como si no le quedara al viejo tronco ni una pizca de vida. Pero ahora advierto que aún alentaba la vida en aquel tronco".

Y volviéndose hacia mí, me aconsejó: "Nunca olvides esta importante lección. Jamás cortes un árbol en invierno. Jamás tomes una decisión negativa en tiempo adverso. Nunca tomes las más importantes decisiones cuando estés en tu peor estado de ánimo. Espera. Sé paciente. La tormenta pasará. Recuerda que la primavera volverá".

                                                             Robert Schuller

lunes, 20 de agosto de 2012

Resolviendo problemas



El Gran Maestro y el Guardián se dividían la administración de un monasterio Zen. Cierto día, el Guardián murió y fue preciso sustituirlo.

El Gran Maestro reunió a todos los discípulos para escoger quién tendría la honra de trabajar directamente a su lado.

-Voy a presentarles un problema -dijo el Gran Maestro- y aquél que lo resuelva primero, será el nuevo guardián del Templo.

Terminado su corto discurso, colocó un banquito en el centro de la sala. Encima estaba un florero de porcelana, seguramente carísimo, con una rosa roja que lo decoraba.

-Este es el problema -dice el Gran Maestro. -Resuélvanlo.

Los discípulos contemplaron perplejos el "problema", por lo que veían los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y la elegancia de la flor. ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál sería el enigma?

Pasó el tiempo sin que nadie atinase a hacer nada salvo contemplar el "problema", hasta que uno de los discípulos se levantó, miró al maestro y a los alumnos, caminó resolutamente hasta el florero y lo tiró al suelo, destruyéndolo.

-¡¡Al fin alguien lo hizo !!! - exclamó el Gran Maestro-. Empezaba a dudar de la formación que les hemos dado en todos estos años. Usted es el nuevo guardián.

Al volver a su lugar el alumno, el Gran Maestro explicó:

-Yo fui bien claro: dije que ustedes estaban delante de un "problema". No importa cuán bello y fascinante sea un problema, tiene que ser eliminado. Un problema es un problema; puede ser un florero de porcelana muy caro, un amor que ya no tiene sentido, un camino que precisa ser abandonado, por más que insistimos en recorrerlo porque nos trae confort...

-...."Solo existe una manera de lidiar con un problema": atacándolo de frente. En esas horas, no se puede tener piedad, ni ser tentado por el lado fascinante que cualquier conflicto acarrea consigo.

Recuerda que un problema, es un problema. No tiene caso tratar de "acomodarlo" y darle vueltas, si al fin y al cabo ya no es otra cosa más que "Un Problema". Déjalo, hazlo a un lado y continúa disfrutando de lo hermoso y lo que vale en la vida. No huyas de él... acaba con él.

Autor: Roberto Yamamoto
Libro: Vida Positiva

lunes, 13 de agosto de 2012

La sensación que me produce amarte.

Un niño sintió que se le rompía el corazón cuando encontró, junto al estanque, a su querida tortuga patas arriba, inmóvil y sin vida.
Su padre hizo cuanto pudo por consolarlo: “No llores, hijo. Vamos a organizar un precioso funeral por el señor Tortuga. Le haremos un pequeño ataúd forrado en seda y encargaremos una lápida para su tumba con su nombre grabado. Luego le pondremos flores todos los días y rodearemos la tumba con una cerca”.
 
El niño se secó las lágrimas y se entusiasmó con el proyecto. Cuando todo estuvo dispuesto, se formó el cortejo -el padre, la madre, la criada y, delante de todos, el niño- y empezaron a avanzar solemnemente hacia el estanque para llevarse el cuerpo, pero éste había desaparecido.

De pronto, vieron cómo el señor Tortuga emergía del fondo del estanque y nadaba tranquila y gozosamente. El niño, profundamente decepcionado, se quedó mirando fijamente al animal y, al cabo de unos instantes, dijo: “Vamos a matarlo”. 

En realidad, no eres tú lo que me importa, sino la sensación que me produce amarte. 

Un relato de Anthony de Mello

miércoles, 1 de agosto de 2012

El Miedo (Antiguo relato oriental)

Los efectos del miedo son devastadores, este antíguo relato oriental te da un ejemplo.
Espero os ayude tanto como lo hizo conmigo

EL MIEDO

Un día un peregrino se encontró con la Plaga ...
y le preguntó adónde iba:
- A Samarkanda -le contestó-;
me tengo que llevar a cuatrocientas personas.

Pasó una semana y cuando el peregrino
se volvió a encontrar con ella
que regresaba de su viaje
la interpeló indignado:
- ¡Me dijiste que ibas a matar
sólo a cuatrocientas personas
y mataste a tres mil!

La Plaga le respondió verazmente:
- ¡Eso no fue así!
Yo sólo maté a cuatrocientas,
como te previne.
A las otras dos mil seiscientas
no las maté yo:
las mató el Miedo."

(Antíguo relato oriental)