Haz todo lo posible para que, ante cualquier situación, tu primera respuesta sea tranquila y serena y a partir de allí, poder delinear un curso de acción efectivo y positivo.
Al enfrentar incompetencias, enojos, hostilidad, frustración, odio o confusión, responde pacíficamente. Ponte a ti mismo en una posición tal, que puedas hacer que las cosas avancen con fuerza y positivamente.
Haz que tu punto de partida sea la paz, porque desde ese lugar puedes alcanzar verdaderos progresos.
No permitas que los problemas te condicionen, aún cuando parezcan estar rodeándote, cercándote y aumentando a cada instante. Dentro de ti siempre hay un lugar para estar en paz y cuando lo encuentras, lo irradias con fuerza hacia el exterior.
Responder con actitud pacífica no quiere decir que tengas que permitir que los demás te dañen o se aprovechen de ti. Significa que tú te mantengas comprometido con ser y hacer lo correcto, y alejado de sentirte abrumado por cualquier cosa que haya podido salir mal.
Una respuesta pacífica no es débil ni ingenua sino firme, confiada, enérgica y efectiva.
Permite que una parte de ti se mantenga en paz no importa lo que pase, y el resto de ti así como aquellos que te rodean y las situaciones en las cuales estén involucrados, se beneficiarán enormemente.
Ralph Marston
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